Extrañamiento, o ecos de una existencia

Dicen que no necesitas a un hombre, entonces te convences de que no. Dicen que no te apegues a nada, entonces te desapegas y evitas a toda costa identificarte con algo. Dicen que eres nada, lo crees; porque, qué podrías ser si no eres lo que fuiste y no sabes lo que serás. Dicen que debes ser autosuficiente y aunque sientes que jamás lo serás, juegas a no necesitar a nadie, a ser tu proveedora, tu sustento, tu consuelo, tu confort, tus brazos, tus oídos, tus palabras...

Dicen por ahí un montón de cosas que nadie en verdad cumple. Hablan de despiertos, de evolucionamos, de exitosos, de guerreros de luz, de un montón de cosas que en verdad nadie es.

Toman a una persona y la convierten en un modelo aunque no sepan en realidad que pensaba y por qué hacía lo que hacía. Lo hacen filósofo, lo hacen genio o lo hacen dios.

Rezas a la nada. Repites mantras que nadie escucha y aunque no sabes lo que dicen te sientes curiosamente mejor. Te preguntas si no será el relajamiento de la música más que algún poder mágico que transforma las moléculas de agua de tu cuerpo.

No comas carne, dicen. No gaste agua, pregonan. No consumas: café, alcohol, drogas, sexo, cosas. Y la muerte ahí adelante esperando, paciente, segura, total.

Dicen que los iluminados no aman porque no hay pareja que les siga el paso.

No hay verdad, no hay paraíso, no hay infierno, no hay más allá. La moral no tiene sustento que la trascienda.

Los que amas se van. Siempre se van aún cuando seas tú el que parta, de ti se van. De eso te salvaguarda el desapego.

Vive solitario, no le llores a nadie. Abraza que un día ya no serás y será como si nada hubiera pasado.

El sol que viste, el viento que sentiste, las flores que te perfumaron y las aves que te cantaron ya no tendrán significado alguno porque ya aquí no estarás. No serás. Ni siquiera al vacío partirás. Serás lo que fuiste antes de ser, que no es el no-ser y que no es la nada.

Dicen que lo que importa es el ahora y el ahora no tiene lugar porque cuanto lo miras desaparece.

Dicen tantas cosas que terminas por creer que eres un extranjero en el único mundo en el que has sido. Te niegas porque alguien sabe mejor lo que te conviene.

No eres quien eres, porque tienes que ser lo que te conviene ser para seguir siendo lo que no eres. Quieres confort, quieres amor, quieres contención y lo que se oye es el eco de tu corazón.

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