Mi Boca Sabe a Miel


Fui caminando hacia la rotonda buscando los rayos del sol, no había prisa en mi caminar ni pensamientos pendientes de revisar.

Al lado de un árbol explotando de verdor una banca llamó mi atención, miré hacia atrás para ver que paisaje vería si me sentaba ahí. Sí, me decidí. De poquito las sandalias me quité buscando que el sol mirara desnudos mis pies y les diera color.

Con la cara hacia arriba un dedo de mi mano dibujaba el contorno de mis labios y fue entonces que me percaté que, de hecho, desde ayer mi boca sabe a miel.

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