Un Día de Primavera


Tengo sed de mí. Hay tanto que hacer, pero hoy me quiero disfrutar.

Mi bolsa, ¿dónde quedó mi bolsa? Ah, detrás del mostrador. Me encanta mi bolsa.


Hace un día lindo, me encanta ese sol en mi cara, el viento en mi cabello, la sal en mi piel… justo es darle a mis pies lo suyo, sacarlos de las alpargatas y dejarlos sentir el frescor del pasto. Hoy el pasado parece lejano, ¡qué alegría!


¿Y qué tal un gelato? Me queda de paso. Algún día estaré en una placita italiana dándome el placer… quiero pensar que ya estoy allá mientras recorro con mi lengua esta preciosa bola de helado sin dejar que escurra una sola gota por el cono. Despacito. Mi piel se siente muy bien… lo que hacen estos momentos de felicidad, si hubiera sabido antes… pero bueno, estoy aquí, shh es el momento del helado.

¿Habrá escrito alguien sobre los helados? Tendré que investigar, me gustaría tener algunos libros que relaten la experiencia. Anotado. Porque si uno es lo que come, ¡guau! La sensualidad debe estárseme saliendo por los poros.


Aquí voy, subiendo poco a poco. Las rocas picándome los pies. Así me siento viva. El viento jugando con mi vestido. No hay prisa. He llegado, justo como lo dejé… solo. El mar está particularmente tranquilo, parece que me conoce y no me quiere inquietar. Hoy me sentaré hasta que apenas quede luz para volver y el deseo del café me anime a bajar.


Hoy quiero llenarme de mí.

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